Quimeras
Familia. Chimaeridae
Su morfología no ha variado apenas desde hace más de 400 millones de año. La cabeza es parecida a la de un conejo; su cola es alargada como la de una rata; y, a diferencia del resto de condrictios, presentan un opérculo carnoso sobre las hendiduras branquiales parecido al opérculo de los peces óseos. Sobre la frente de los machos se observa un tentáculo que porta un órgano terminal en forma de maza. Los dos órganos reproductores masculinos o pterigopodios están ocultos en sendas bolsas de la piel, en la base de las aletas pélvicas, y cuando alcanzan la madurez sexual se calcifican y se alargan fuera de sus bolsas, listos para la cópula (claspers).
Son animales poco conocidos, ya que suelen habitar a grandes profundidades. Nadan despacio mientras sobrevuelan el lecho marino y, a diferencia de los tiburones, sus aletas pectorales no son rígidas y baten como alas. La larga cola en forma de látigo les sirve para equilibrarse durante la natación mientras se alimentan de pequeños crustáceos que encuentran a su paso sobre los fondos fangosos del golfo de Cádiz. Como defensa ante posibles predadores el primer radio de la aleta dorsal está modificado en una gran espina venenosa. Según un pescador, víctima de un puyazo accidental mientras manejaba un ejemplar capturado, su veneno es bastante doloroso y crea un efecto paralizante en la región afectada.
En Huelva aparecen las especies Chimaera monstrosa e Hydrolagus mirabilis, siendo la primera muy abundante a profundidades superiores a los 500 metros. Son capturadas accidentales hechas por la flota de arrastre, pero carecen de interés comercial y se desechan como descartes.